¡Saludos, aventureros! Wow! Ya casi empieza el
verano.
Hoy les traigo una cosa que dicen que es huérfana,
porque nadie la quiere. ¿Qué? La
culpa. Esto es algo que las mujeres, sobretodo las que somos madres, tenemos en
nuestra mente, siempre acusándonos. Nos sentimos malas madres cada vez que
fallamos en algo, como si tuviéramos que ser perfectas. La sociedad y los
medios también nos presionan, porque la imagen de la súper madre está en todas
partes. Pero, la realidad es muy distinta.
Las madres somos seres humanos, de carne y hueso, con
virtudes y defectos. Cuando somos primerizas, metemos la pata frecuentemente,
pero eso es parte del proceso, y así vamos aprendiendo. Tenemos que aceptarnos
y motivarnos, porque cualquiera puede juzgarnos, pero sólo cada una sabe por lo
que pasa. Debemos de reírnos de nuestros despistes o nuestra ignorancia.
Hay que aprender a liberar el estrés y relajarse; de
lo contrario, no podremos funcionar. Tenemos que sacar un tiempo para nosotras,
que siempre estamos atendiendo y cuidando a otros. Como dicen en la película
"Rio 2": "Esposa feliz, vida feliz". Si mamá está contenta,
todo fluye.
Nadie es quién para juzgarte. Dichosas las madres que
tienen la bendición de poder quedarse en casa con sus hijos, pero no todas
somos tan afortunadas. Acepto que no soy una madre perfecta, pero ninguna
lo es. Ni mi madre, a quien adoro, lo es; ella es sólo una mujer, no un robot o
heroína. Madres, aceptémonos y amémonos como somos. Aprendamos de nuestros
errores, mejoremos lo que podamos, y sigamos adelante. ¡Despidamos a la culpa!
Comparto el video de la canción "Unwritten"
de Natasha Bedingfield, que habla sobre esto de aceptarse tal como uno es, con
todo y los errores que se cometan, pues nada está escrito.
Gracias por escuchar. Un abrazo de oso.
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