Mi Pilar

Hola, aventureros. Hoy quiero escribir sobre mi pilar, mi padre. Así como les digo los pollos a mis hijos, les digo los pilares a mis padres, pues ellos son la base de mi vida.

Hoy se cumplieron dos años desde que Papi viajó hacia un mejor lugar, pero siempre está conmigo, animándome. Sé que fui bendecida al tener un padre como él (al igual que mi madre, que es mi mejor amiga). Ahora que soy madre, lo entiendo mucho mejor, y espero hacer una labor tan buena criando a mis hijos. Espero no defraudarlo, y que siempre esté orgulloso de mí.

Los padres (y las madres, por supuesto) son personas muy importantes en nuestra vida; ojalá que todos tuvieran la dicha de tener unos buenos. Si es así, aprovéchalos y demuéstrales cuánto los quieres. Búscalos y comparte con ellos, pues de verdad que la vida es muy corta; no permitas que sea demasiado tarde. No siempre estaremos de acuerdo, pero siempre nos amaremos. El amor hacia los hijos es incondicional, y eso lo descubres y lo entiendes cuando te toca vivirlo por ti mismo.

Si no tuviste un buen padre (o madre), no repitas la historia; que eso te motive a ser mucho mejor. Acepta también que, al igual que tú, los padres son seres humanos. Como dice el personaje del padre en la película “The Last Song” (tremenda): “La gente comete errores, aún la gente que queremos.”

Gracias a Dios, tengo la satisfacción de haber estado hasta el final con mi padre y que haya podido conocer a mi hijo mayor. Lo que lamento es que haya partido cuando esperaba a mi hijo menor, pero sé que está sonriendo viéndolo desde donde está.

Esta entrada es dedicada a mi padre, Ismael Sánchez Maldonado, que luchó por mí y me apoyó siempre. Papi, te envío un beso de aquí al cielo. Gracias por todo. TQM.